martes, 18 de octubre de 2016

 EL PENTATEUCO

¿PORQUÉ ES IMPORTANTE EL ESTUDIO DEL  PENTATEUCO?


El Pentateuco, precede los 73 libros de la Biblia, se constituye en la puerta de la revelación divina; muestra cómo Dios escogió para sí al pueblo de Israel y lo formó para la venida de Jesucristo; el pentateuco o los cinco libros de Moisés, no sólo muestra la tradición judía sino también la cristiana; donde el mismo Jesús habla de el “Libro de Moisés” (Mc., 12, 26), de la “Ley de Moisés” (Lc., 24, 44), atribuye a Moisés los preceptos del Pentateuco (cf. Mt., 8, 4; Mc., 1, 44; 7, 10; 10, 5; Lc. 5, 14; 20, 28; Juan 7, 19), y dice en Juan 5, 45: “Vuestro acusador es Moisés, en quien habéis puesto vuestra esperanza. Si creyeseis a Moisés, me creeríais también a Mí, pues de mí escribió él”.


El nombre Pentateuco, de origen griego, alude a los cinco (penta) libros o “rollos” que lo forman y a los instrumentos o estuches (teukhos) en que se guardaban. No estamos ante cinco independientes. Al contrario, cada libro desemboca en el siguiente o arranca del anterior. , de forma que todos juntos desarrollan una misma trama narrativa que va desde la creación del mundo, pasando por el nacimiento de los pueblos, la era patriarcal, la estancia israelita en Egipto y en el Sinaí, hasta el comienzo de la Conquista de Canaán y la muerte de Moisés, en los umbrales de la tierra prometida. Esta historia unitaria y continua, formada casi a partes iguales por relatos y leyes, se divide a su vez en seis grandes etapas o capítulos, perfectamente diferenciados:

Historia de los orígenes (Gn 1-11)
Historia patriarcal (Gn 12-50)
Salida de Egipto y marcha hacia el Sinaí (Ex 1-18)
Revelación en el Sinaí (Ex 19-40 + Lev + Nm 1-10)
Marcha desde el Sinaí hasta los llanos de Moab (Nm 10-36)

Discursos y despedida de Moisés (Dt)

Estos cinco libros forman la Torah o Ley por excelencia, la carta constitucional que plasmó los principios fundacionales y fundamentales, religiosos y civiles, por los que Israel se constituyó como un pueblo con identidad propia y referido en exclusiva a Yahvé, su Dios.
La palabra “Pentateuco” viene de la lengua griega y significa “Libro de los cinco estuches”: Génesis, Éxodo, Números, Levítico y Deuteronomio. Estos libros son considerados como una sola unidad. Y se les llama la Torah o Ley 22. Se llamaba la Ley porque lo fundamental de estos libros era la ley de Moisés, dada por Dios en el monte Sinaí, es decir, las prescripciones que regulan la vida moral, social y religiosa del pueblo.

Para nuestros ojos modernos, el rasgo más llamativo de esta legislación es su carácter religioso, la compenetración de lo sagrado y lo civil y cultural. Y este es el rasgo que quisieron dejar los autores.

Cada uno de los libros viene a indicar su contenido:

a) El Génesis narra los orígenes del mundo y del género humano desde sus comienzos hasta la formación de Israel como pueblo, poco antes de la salida de Egipto.


b) El Éxodo, la salida de los hebreos de Egipto, guiados por Moisés, el paso milagroso del Mar Rojo y su estancia en el Sinaí, donde reciben de Dios la Ley, sancionada por un pacto o Alianza (Berith) entre Dios y el pueblo. Desde este momento Israel llega a ser el Pueblo elegido y llamado por Dios.



c) El libros de los Números toma su nombre del censo del pueblo que aparece en sus primeros capítulos, aunque después se detiene a narrar la vida de Israel a través del desierto con sus múltiples vicisitudes.

d) Finalmente, el Deuteronomio23 que más que un código de leyes, es un conjunto de exhortaciones y de llamadas a Israel para que permanezca fiel al Señor.

Dos pilares tiene el Pentateuco: primero, el plan divino de salvación trazado por Dios; y segundo, la respuesta a ese plan por parte del hombre, de ese pueblo escogido.
Dos pilares tiene el Pentateuco: primero, el plan divino de salvación trazado por Dios; y segundo, la respuesta a ese plan por parte del hombre, de ese pueblo escogido.
Tradicionalmente se atribuyó a Moisés la autoría del Pentateuco, pero estudios recientes han llegado a la conclusión de que él solo no pudo ser el único autor de los cinco libros. Él es el autor substancial, pero, durante largos años y en diversos momentos de la historia de Israel, otros autores fueron añadiendo elementos y reformulándolos. 
Antes de ponerse por escrito, estas tradiciones se recitaban en los Santuarios. Más tarde, se fijaron por escrito.
Tradición Yavhista:


 designada por la letra “J”. Es llamada así porque desde el principio llama a Dios “Yavhé”. Nació en la época de Salomón hacia el año 950 a.C. en los ambientes regios de Jerusalén. Características: estilo muy concreto, expresivo y dramático; imágenes vivaces; personajes, lugares y costumbres del pueblo precisos; Dios es presentado con imágenes muy humanas y populares (trabaja con el barro, pasea por el Edén, cierra la puerta del arca, visita y come con Abraham, etc.). En esta tradición, la salvación del pueblo estriba en la posesión de la tierra prometida: Canaán.

Tradición eloísta

designada por la letra “E”. Es llamada así porque llama a Dios “Eloím”. A los cananeos los llama amorreos. Al monte Sinaí lo llama Horeb. Nació posiblemente después de Salomón, en el reino del Norte, después que el pueblo se dividió en dos. Las páginas de esta tradición están marcadas por la predicación de las profecías de Elías y Oseas y da mucha importancia a los profetas. Características: es menos dramático y menos concreto; presenta el mensaje religioso con más reflexión y tiene una fina sensibilidad moral; ve a Dios no de forma humana como “J”, sino tiende a espiritualizar la imagen de Dios: prohíbe sus representaciones (cf. Ex 24, 10), casi nunca Dios interviene personalmente, sino sólo a través de sueños, visiones o milagros. En esta tradición, la salvación del pueblo consiste en la Alianza de Amor con Dios, y no en la tierra prometida. La Alianza es el verdadero tesoro de Israel.


 
Tradición deuteronomista 

designada por la letra “D”. El autor de este documento no se conoce, pero debió ser un levita (sacerdote) de los que peregrinaban de pueblo en pueblo, inculcando la fidelidad a la alianza con Dios. Características: tiene semejanzas con el eloísta; la figura central es Moisés, pero un Moisés orador, legislador, y no un Moisés liberador; no es una narración histórica, sino un código de leyes; la historia del pueblo está presente indirectamente; estilo exhortativo; se insiste mucho en el tema de la elección.
 Tradición sacerdotal
 TRADICIÓN SACERDOTAL


 Designada por la letra “P”. Nació durante el destierro en Babilonia, cuando los sacerdotes releen sus tradiciones y su ley para mantener la fe y la esperanza del pueblo. Características: forma de hablar solemne, litúrgica y abstracta; se preocupa de enseñar, especialmente las normas del culto; busca la precisión de las fechas, cuida la cronología; Dios es presentado de una manera más espiritual y abstracta (es “Espíritu”, es “Palabra”, Gn 1,2).



SENTIDO ESPIRITUAL PARA EL CRISTIANISMO


El mensaje de salvación que Dios quiere darnos se esconde debajo de la historia, leyes, costumbres de un pueblo determinado: Israel. La verdad que el Señor quiere darnos en el Pentateuco, no está en los hechos en sí mismos, sino en el mensaje o enseñanza que el escritor sagrado quiere darnos, a través de esos acontecimientos particulares. La Biblia, entonces, hay que leerla, no como si fuera un libro de historia, sino como un libro de fe y de salvación. El Pentateuco es, en efecto, el testimonio de la revelación progresiva de Dios, que se manifestó a Israel, a fin de preparar la salvación de todos los hombres. En él se trazan las grandes líneas de la Historia de la salvación, desde la elección de Abraham hasta la formación del pueblo de Israel.


Dentro de esa historia, y a pesar de todas las infidelidades humanas, se destaca la fidelidad de Dios a su Promesa, sellada con una Alianza de amor. De esta manera el Pentateuco enriquece nuestro conocimiento de Cristo, “el mediador de una Alianza más excelente” (Heb. 8. 6), en quien “encuentran su sí” –es decir, su cumplimiento– “todas las promesas de Dios” (2 Cor. 1. 20).

DATOS CURIOSOS
El pentateuco está conformado por 187 capítulos y 5852 versículos; distribuidos de la siguiente manera: Génesis, 50 capítulos y 1533 Versículos. Éxodo, 40 capítulos y 1213 Versículos. Levítico, 27 capítulos y 859 Versículos. Números, 36 capítulos y 1288 Versículos. Deuteronomio, 34 capítulos y 959 Versículos.







No hay comentarios:

Publicar un comentario